Encuentros.

Dejé al chico allí y me levanté. Nada más girarme un segador me pilló por sorpresa y me pegó un tiro. Con las pocas fuerzas que me quedaban andé hacia él, me dio un par de tiros más, esta vez en el corazón. le tiré por el edificio y se estampó en el suelo, yo me aparté y caí en el suelo, y mi cuerpo empezó a sufrir un ataque epiléptico, me salía espuma por la boca y mi cuerpo sufría convulsiones.

Vi cómo al chico nuevo, Alex, le dispararon, entonces empezó a tener un ataque epiléptico, yo me asusté... Pero fui lentamente hacia él, me arrodillé, estaba bastante mal. Miré mi mano, y acto seguido la convertí enteramente en energía oscura. - Quizás... Esto te duela... - Acto seguido lo atravesé con esa mano, cogí las balas del interior de su cuerpo y las saqué, el poder oscuro hizo que pudiera atravesarle sin causarle ninguna herida ni daño, pero aún así, seguía teniendo el ataque epiléptico, no deseaba corromperlo, pero si no le curaba podría morir, así que con todas mis fuerzas, puse mis dos manos en su pecho y le transmití energía oscura, vi cómo toda esa energía recorría el cuerpo de Alex y lo sanaba, cuando vi que ya estaba bien, absorbí toda la energía que le transmití, y en vez de quedar encerrada en mi corazón, corrompieron mi cuerpo... Sentí un punzante dolor en el pecho... Era la energía oscura liberandose, grité con todas mis fuerzas... Unas gigantes alas de pura energía oscura emergieron de mi espalda, causandome cada vez más y más dolor, mi vista se emborronaba y vi como Dante me ladraba... Toda la energía oscura me rodeó. - ... Ayuda... Ayudadme... - Les dije... Sentí como también mi voz iba cambiando... Estaba asustada... Una lágrima corrió por mi mejilla...

mis ojos se abrieron, vi como esa chica que me había salvado pedía alluda, su voz sonaba extraña, me puse en pie y usé mi poder para impulsarme, luego me lancé haía ella, vi que me iba a caer, logré , no sé como pplanear, mirñé hacia la chica, me alcé hacia ella y intente liberarla con la mano, pero quello me causó dolor. Grité. ´convertí mi brazo en una espada de nuevo e intenté atravesar la capa de oscuridad.

Vi como Alex intentaba atravesar la capa de oscuridad, pero era imposible, sentía como la oscuridad guardada en mí se iba haciendo más y más descontrolable... Hasta que no pude ver nada... Solo escuché a alguien hablar... - No debiste abusar de tu poder oscuro. - Escuché en una voz ultratumba... Luego, todo se tornó de sombras... Después de un tiempo, abrí los ojos, y vi a todos, me miré las manos, en ellas veía las venas de un rojo brillante... Luego miré rápidamente a todos los demás, Dante parecía asustado de mí. - ¿Q-qué me ha ocurrido...? - Pregunté, mi voz, en cambio, seguía siendo normal... De repente mi brazo apuntó al chico nuevo... Alby, le lanzó un pequeño haz de oscuridad y rápidamente se despertó, agarré el brazo, ¿qué me estaba pasando?

Durante el prolongado rato que había estado inconsciente había tenido un sueño que me aisló de los acontecimientos que había ocurrido desde que me quede inconsciente hasta mí despertar. Estaba caminando en medio de la nada, todo estaba oscuro, tenía miedo, miedo a la oscuridad. Una voz sonó entre las sombras, sonaba como un eco lejano. Nunca estarás solo…. Mientras nos tengas a nosotros- la voz parecía grave a medida que aumentaba el eco. De pronto una luz apareció en mi mano, de ella broto un pequeño arbolito, entonces comprendí parte de mi poder. Mientras estuviera conmigo nunca estaría solo.

No fue el despertar que uno se espera cuando se ha quedado inconsciente en medio de un grupo de desconocidos con poderes. Note como si una energía oscura impactara contra mí, sentí un dolor, me caí del sofá y este se cayó para atrás. Me desperté sobresaltado. ¿Nos están atacando? ¿Cuántos?-pregunte antes de asomarme por detrás del sofá, en el centro del apartamento se encontraba la chica de antes, en su espalda se encontraban unas enormes alas negras. No me moví, estaba aterrado.

Sus venas eran de un rojo brillante, yo había caido a la azotea de nuevo, el impacto me quitó la capucha, dejando mi pelo castaño a la vista. Le miré impresionado. El chico se levantó y le miró. Yo sacudí la cabeza y despacio me puse en pie, hice un amago de irme hacia atrás, pero luego me acerqué y me puse junto a ella, y la abracé, sabía que si te temían por tus poderes y te rechazaban, eso te sentaba muy mal, mi familia me lo hixo a mí, fu la peor experienci de mi vida.

Alex me abrazó, yo me quedé inmóvil... ¿Qué me había pasado? ¿El poder oscuro me había controlado? No pude más y me derrumbe, empecé a llorar... Debí haberle hecho caso a mi Maestro... Pero... ¿Si no lo hubiera hecho...? Alex hubiera muerto... Era una cosa o la otra... Yo o él... Elegí lo que me pareció más justo... Entonces escuché la voz de mi Maestro. - Valeria... No... ¿Por qué...? - Escuché... Me alejé de Alex y miré a mi maestro, estaba de rodillas, mirandome fíjamente, no era capaz de decirle nada... Mi maestro estaba increíblemente pálido... - Valeria... No te mereces esto... ¿Por qué lo has hecho? - Preguntaba, yo no podía articular palabra... Solo miré hacia otro lado... - Lo... Lo siento... - Dije en un susurro, entonces sentí que algo lamía mi mano, miré hacia este, era Dante, volvía a mirarme con ternura. Le sonreí y acaricié su lomo. - ¿Qué debo hacer...? - Pregunté, mi Maestro estaba mirando al suelo... No deseaba hablar conmigo.

El nuevo, del cual desconocía el nombre, le dio un abrazo a la chica, del cual tampoco sabía el nombre, entonces la chica empezó a llorar, pero paro cuando un hombre que estaba arrodilladlo en el suelo empezó a hablar paró de llorar. El hombre dijo un nombre, seguramente el de la chica, parecía triste por lo que le había pasado a esta al igual que decepcionado. Entonces el perro de antes se acerco a la chica y empezó a lamerle la mano. Me sentía otra vez incomodo, varias preguntas me asaltaron cual bandidos esperan un carruaje. Pude incorporarme detrás del sofá que se había caído hacia atrás. ¿Alguien puede explicarme que ha pasado en lo que estaba inconsciente?- llegue a pregunta a un con un poco de miedo mientras aun estaba temblando un poco.

Sonreí, parecía que algo estaba mejor. Me dolía la cabeza me senté y miré, decidí bajar, algo raro me impulsaba, miré al degador y con una siniestra sonrisa le puse la mano encima de la cara, y una especie de "Tentaculos" de biomateria salieron de ela y cogieron la cabeza del segador y luego se retiraron, mis manos se rodearon del característico color rojo y negro de la biomateria y me las llevé a la cabeza, todo negro. De pronto un fogonazo lo iluminó todo, de pronto me sentí extraño, eso era como miles de paneles de cristal. todos iguales, y todos distintos, me acerqué a uno, detrás de él había unas imagenes. lo toqué, y un dolor recorrió mi brazo, me introducí en el cristal y delante mía apareció un hombre normal y corriente, todo fue muy rapido, pero estaba todo en mi mente. Otro cristal. ese era un segador. Entonces lo comprendí, su vida. sus recuerdos. Estaban en mis pensamientos. volví a la realidad, caí de rodillas, y otra vez, la biomateria, el segador desapareció, estaba dentro de mí, le había robado la identidad. Luego volvía ser yo y me miré las manos impresionado.

Alby, el chico nuevo, preguntó que había ocurrido... Yo lo miré.- Solo he cometido una gran estupidez... - Le dije, luego vi que Alex entraba como en un estado de shock, me acerqué lentamente a él. - ¿Es-estás bien? - Le pregunté asustada, de repente vi como la vena de mis manos iba recorriendo toda esta, hasta mis dedos, empezaron a recorrer mis brazos, yo cerré los ojos y me concentré, sentí como las venas rojas y brillantes volvían a su tamaño "normal..." Luego miré a Alex en silencio. "Poco a poco... El mal se va extendiendo por todo mi cuerpo... ¿Qué haré cuando tenga el completo control de este...?" Pensaba preocupada.

—Sí, Sí, estoy bien—Le dije, abrí los ojos y me levanté. Estaba descubriendo mis poderes. Desarroyandolos. Era increible, no sabía que hacer. la situación era algo surrealista.

Alex me dijo que estaba bien, me alivió... Entonces unos segadores rodearon a mi maestro... Yo rápidamente los miré con ira, como un acto reflejo, fui hacia ellos... Mi poder era extraño... Era... Más fuerte... Mucho más, protegí a mi maestro de los golpes, lo rodee con mis oscuras alas... - ¿¡Qué haces!? ¡Si sigues así el poder oscuro se hará con el control más rápidamente! - Me dijo como enfadado, yo no le hice caso, lo miré a los ojos, sentía como las brillantes venas recorrían mi cuerpo. - Eso no me importa... Solo quiero proteger... A las únicas personas... Que me han aceptado... Desde un principio. - Le dije, luego miré a mis compañeros. - ¡Ayudadme! - Les pedí, mi Maestro cerró los ojos. - Cometes... Un gravísimo error... - Dijo, yo le sonreí. - Si desaparezco... Quiero que sea por algo útil... Quiero morir protegiendo a uno de mis seres más queridos... - Le dije, las venas llegaron a mi rostro, mis ojos se tornaron rojos, los cerré... Esperando la ayuda de los demás...

La chica, Valeria, me miro cuando realice la pregunta, me dijo que había cometido una gran estupidez, eso no me aclaro muy bien la situación. Entonces el otro chico, del cual aun no sabía su nombre, parecía estar haciéndole algo al cadáver de un segador. Me dio un escalofrió, entonces se le acerco Valeria un tanto asustada y le pregunto si estaba bien, el respondió que sí. Otra vez, ya era rutina, me sentía incomodo. Desvié mi mirada y observe el resto de la habitación, había dos personas más, pero estaban dormidas. Entonces sentí un dolor en la cabeza, hacía tiempo había descubierto que si pasaba demasiado tiempo en lugares en los que la vegetación escaseaba me debilitaba poco a poco. Necesitaba urgentemente usar mi poder si quería volver a fortalecerme, y parecía que estaban esperando para llegar cuando lo necesitaba, una escusa para usar mi poder. Unos Segadores habían entrado y habían rodeado al hombre, entonces Valeria uso su poder y el hombre la regaño. Nos pidió ayuda y yo actué rápidamente, extendí mis brazos a la derecha y a la izquierda y note como mi poder empezaba a manifestarse. Rápidamente extendí mi mano izquierda hacia un segador y un montos de ramas salieron del suelo agarrándole, incapacitando cualquier movimiento. Rápidamente repeti el mismo proceso con otro segador, esta vez con la mano derecha.

Otra vez, una cosa nueva, un látigo. No estaba controlandome, todo a mi alrededor se volvió rojo, llamas, y los segadores, me abalancé hacia ellos, dando latigazos por todos lados.

El chico nuevo, Alby, y Alex, me ayudaron con los segadores, acabaron con bastantes... Yo dejé libre a mi maestro, le sonreí, me arrodille, sentía como la energía oscura fluía por mis venas... - ¿Qué... Qué puedo hacer para... Frenar esto...? - Le pregunté en un susurro a mi maestro, este me miraba con pena. - Debes... Encontrar al ser que más amaras en toda tu vida... - Me dijo, yo miré al cielo. - Crees... ¿Qué alguien amará a alguien como yo? - Le pregunté, él me sonrió y asintió lentamente con la cabeza, luego me abrazó fuertemente... Cerré los ojos de nuevo.
- Sigo siendo la niña tonta y mimada... Que hace las cosas sin pensar... - Dije sonriendo, las lágrimas recorrieron mi rostro, mi maestro se rió. - Siempre querré que seas mi niña mimada. - Me dijo, yo le acaricié el rostro. - Y yo siempre desearé que seas mi padre... - Le dije, él empezó a llorar...

Estaba tan ocupado luchando con los Segadores que no me di cuenta de la conversación entre el hombre y Valeria, había atrapado a dos Segadores mas entre mis ramas y con mi pistola les disparaba al corazón. Una vez termine con los Segadores junto con la ayuda del chico, que debería preguntarle su nombre, me acerque a las ramas que habían brotado del suelo y que continuaban agarrando los cadáveres de los Segadores. Con una orden las ramas soltaron los cadáveres y estos cayeron al suelo, entonces me acerque a las ramas. Pase mi mano deslizándola por la superficie de las ramas, sentía como volvía fortalecerme, aunque fuera poco, entonces vi como brotaba una pequeña hoja en una de las ramas. Tengo que averiguar que mas puedo hacer con este poder-susurre mientras seguía acariciando la rama que parecía agradarle.

Los Segadores nos atacaban y yo estaba paralizada. Siempre evitaba los conflictos, y gracias a mi capacidad camaleónica me resultaba más sencillo. Iba armada, sí. Siempre llevaba una vieja semiautomática que había pertenecido a mi padre. Pero nunca la había usado. Me daba miedo matar a alguien, incluso si esa persona intentaba matarme. Decidí que lo más sensato sería irme de allí, camuflada. Además, los demás parecían absortos en sus cosas y estaban pasando cosas muy raras. Con disimulo, caminé hacia atrás, buscando una superficie. Y entonces, sentí que alguien me agarraba con violencia por el brazo. La sangre se me heló por las venas. Giré la cabeza y vi a uno de los segadores. Desesperada intenté liberarme, pero me ganaba en fuerza física. Y vi sus intenciones, claras como el agua. Iba a matarme, no cabía duda. Sin darme cuenta, cogí la semiautomática de mi padre y disparé. Vi con alivio como aquel individuo me soltaba, pero observé con horror como la bala se hundía en su pecho, que ahora estaba adornado por una enorme mancha rojiza. Me miré las manos, horrorizada. Uno solo pensamiento me golpeaba en la cabeza '' He matado a una persona, he matado a una persona...''

Continuaba acariciando la rama, todo contacto con la naturaleza me da una sensación de calma y tranquilidad, incluso si estuviera al lado de una bomba de relojería. Después de terminar, deje de tocar la rama, entonces oí un disparo, me di la vuelta y vi a la chica que podía hacerse invisible. Me acerque a ella preocupado, ella se estaba mirando las manos horrorizada, en su mano llevaba un arma y a su lado estaba el cadáver de un Segador. Yo me agache cuando estaba cerca de ella, casi parecía que podía leerle el pensamiento pues parecía que estaba asustada por haber matado a alguien. Estire lentamente el brazo izquierdo y coloque mi mano en el hombro derecho, para intentar consolarla la mire a los ojos y dije: No te sientas culpable por su muerte, pues ha sido justificada, tú simplemente te estabas defendiendo, él quería matarte y simplemente se lo impediste, yo al principio también sentí lo mismo pero no tarde en descubrir que tendría que volverlo a hacer para protegerme a mí mismo y las personas que quiero. Entonces me levante y le ofrecí mi mano para ayudar a levantarse a la chica.

Miré, con los ojos empañados, al chico que intentaba consolarme. Me dijo que era comprensible, que había actuado en defensa propia. Cerré los ojos para intentar contener las lágrimas, pero no lo conseguí. Acabaron por deslizarse por mis mejillas. Me las sequé con la manga. Intenté aferrarme a las palabras del chico, para sentirme un poco mejor. Abrí los ojos y vi que me había tendido la mano, para ayudarme a levantarme. Con una leve sonrisa de agradecimiento, agarré su mano y me levanté.
-Muchas gracias.- Dije, con la voz algo quebrada.

Parecía que mis palabras habían hecho efecto en ella, aunque por sus mejillas recorrieron unas lágrimas que al instante se seco con la manga. Al ver que le tendía mi mano sonrió u n poco y se levanto con ayuda mía, entonces me dio las gracias. De nada, si tienes algún problema, no dudes en llamarme, yo acudiré a tu llamada-dije mientras miraba a los ojos a la chica, luego solté su mano y me gire para ver si quedaba algún Segador, no me apetecía otro ataque repentino.

Asentí enérgicamente ante el ofrecimiento del muchacho, sonriendo levemente. Me aseguré de que la pistola de mi padre estaba bien guardada en su funda. No quería perderla. Era todo lo que me quedaba de él. Sí, hay estaba. Después me fijé en la chica que aun seguía con aquel que había llamado su maestro.

De pronto, todo terminó, nada de llamas, solamente el apartamento de mi amigo Cole, Me miré las manos, jadeante. eché un par de pasos hacia atrás y me apoyé en una pared, me estaba asando de calor, me quité la capucha, dejando mi pelo castaño y mis ojos azules como zafirops a la vista, y la chaqueta, dejandola tirada, me di la vuelta y me apoyé en la pared con los brazos, mirando al suelo, estaba mareado. Muy mareado. Estaba lleno de sudor, tanto que la camisa se me pegaba al pecho y a la espalda y mi pelo a mi frente, el sudor me caía por la cara, solté un resoplido, quitandomelo de los labios.
Apoyé la cabeza en la pared, y me replanteé varias cosas sobre mi vida.

Todo volvía a estar calmado en el apartamento de Cole, el decía que su seguridad impedía que entraran los Segadores en el apartamento, estaba claro que su seguridad tenia lagunas pues nos acababan de atacar. Dirigí mi mirada a la dirección en la que miraba la chica, ahí estaban aun Valeria y el hombre, entonces me fije que el amigo de Cole, parecía cansado y se había quitado su capucha. Estaba sudando, bastante, yo también me sentía cansado pero eso tenía solución fácil, pero no quería terminar rompiendo el apartamento de Cole así que me guarde mi solución para mí y me senté apoyándome en la pared. A ver si por un rato tenemos un tiempo sin sobresaltos-pensé.

Todos parecían estar muy cansados, yo también lo estaba, mi maestro me ayudó a levantarme y me apoyé en una pared, cada vez la oscuridad se hacía más y más fuerte... Tenía miedo de hacer daño a aquellas personas... de hacer daño a personas inocentes, cerré los ojos e intentaba dormir, pero era incapaz... Así que le dirigí una mirada a mi maestro... Me sonrió, luego vi a Dante, se subió en mi regazo y se recostó en él. Yo le sonreí tiernamente y empecé a acariciarle el lomo.
Todas aquellas personas... Desde un principio, desde que las conocí.... Me aceptaron y me quisieron tal y como soy... Tenía un gran cariño hacia ellas, aunque no había pasado mucho tiempo. Sabía que tenían buenas intenciones... Alby dijo que quisiera no tener más sobresaltos, yo pensé mi respuesta. "Creo que desgraciadamente... Tendremos más de las que nos esperamos..." Pensé, acto seguido, el cansancio me venció y caí en un profundo sueño.

me quedé mirando a la joven que estaba con su maestro. Parecía preocupada por algo, aun estando dormida se le notaba. sentí pena por ella, ''No es justo esto que está pasando'' pensé. Había gente, supervivientes de la explosión, que lo estaban pasando muy mal a causa de las consecuencias de aquel desastre. Entonces, reparé en el perro que descansaba sobre su regazo. El mismo que me había mordido. Me miré el brazo y me ví la mordedura. ¿Cómo no me había dado cuenta antes? Me senté en el suelo y apreté la herida. Sorbí la sangre que salía de ella, y la escupí después. Así tenía menos riesgos de que se me infectara la herida. Me quité el lazo del uniforme y me lo puse alrededor de la mordedura, usándolo de venda.