Alejados de todo

Seguí a Alex, no sabía donde nos dirigiríamos, pero haría todo lo posible para ayudar a mi compañero a no sufrir lo que estaba sufriendo, de repente escuché de nuevo a mi parte oscura. "¿Por qué le ayudas...? Así será más poderoso." Me dijo mentalmente, yo le contesté. "No dejaré que sufra como yo, así que desaparece." Le dije con ira mentalmente, entonces no volvió a hablarme más, era extraño que no hubiera dicho ni hecho nada... Seguramente estaría tramando algo... Algo malo... Algo peligroso.

De pronto vi una biblioteca, no parecía demasiado mal. Le hice señas a Valeria para bajar y entrar.

Alex me hizo señas y entramos a una biblioteca, cuando entramos miré toda la biblioteca, había libros por los suelos, ordenadores rotos, mesas y sillas por los suelos. - Bueno... Algo es algo... Empezaré a buscar por un lado, busca tú por otro, así quizás se nos haga más rápido. - Le dije a Alex y fui hacia el fondo de la biblioteca, empecé a mirar libros sobre lenguas antiguas y extrañas.

Me dijo Que yo buscase por un lado, y ella iria or otro. Me muevo haca el lado contrario a ella y empiezo a buscar.

Después de un tiempo, vi un libro con aquella extraña A de Alex, lo llamé y le di el libro para que lo viera. - Quizás esto tenga algo que ver con las letras extrañas que tienes. - Le dije, luego lo escuché atentamente para saber que era lo que había escrito.

En el texto pone: "La A Adragoniana. Símbolo del reino de justicia creado por Arturo Adragón y Arquimaes con el ejercito negro, llamado arquimia. Este reino luchaba contra las fuerzas del malvado Demónicus y Los demonios que lideraba".
-Vaya, Ya sabemos algo.

La historia parecía muy interesante, pero luego pensé. - Mmm... ¿Por qué lo tienes tú entonces? ¿Tendrás relación con esos dos hombres?... - Le pregunté, luego de eso volví a mirar en las estanterías. - Bueno, como has dicho, algo es algo, así que, ¿qué tal si buscamos quiénes eran? Podríamos buscar uno las letras y otro a esos dos hombres. - Le ofrecí sonriente a Alex.

-Vale-le contesto yo-.Yo voy a buscar sobre los nombres.
Miro, siglo x, siglo XI... ¿Dónde estarán esos dos nombres?

Me dijo que él iba a ir a buscar los nombres, yo entonces empecé a buscar las letras que tenía tatuado Alex, miré las civilizaciones... Pero no estaban, vi una con unas letras extrañas, pero no eran las mismas que las que tenía Alex, así que dejé el libro en la estantería, me acerqué a unos ordenadores, ninguno funcionaba... Cómo me temía, aquellas letras eran totalmente desconocidas, me acerqué a Alex. - ¿Has encontrado algo? - Le pregunté.

-No, Nada-digo sin levantar la vista-. Un momento, aquí hay algo... Arturo Adragón era un caballero medieval que luchaba al mando del ejército negro, pero, apenas tenía ¡18 años! Increíble, Y Arquimaes parece que fue un sabio alquimista.

Al principio, Alex parecía que tampoco había encontrado nada, pero luego me dijo que sí que lo había hecho. Me contó que Arturo era lider del ejército negro con solo 18 años, yo también quedé un poco sorprendida.- Menuda sorpresa, parece que fue un gran guerrero. - Le dije a Alex, de repente escuché unos ruidos. - ¿Qué...? - No me dio tiempo a hablar cuando vi que estabamos rodeados, por hombres de arena, conductores... También había segadores... Retrocedí. - ¿Qué vamos a hacer ahora...? - Le pregunté a Alex, pues no iba a dejar que aquellas criaturas sacaran a la luz mi ser oscuro...

-Yo me ocupo.-e instintivamente, sin saber por qué, grito-. ¡¡Adragón!!
De pronto mis letras salen disparadas a por los enemigos, les hacen pegarse tiros a sí mismos, pero lo impresionante viene ahora, de pronto, el dragónd e mi cara se despega, formando un dragón de verdad, es de color negro, y ataca a los enemigos. Yo a la vez modifico mi cuerpo, y mi brazo se convierte en una espada, y empiezo a soltar estacazos. Cuando no quedan más todo vuelve a la normalidad, las letras vuelven a mi pecho y el dragón a mi frente.
-¿Has visto eso?

Me quedé boquiabierta. - Impresionante... - Le dije, ese poder era increíble. "Ves, quieres quitarle ese poder, y con él, estaríais más seguros." Insistió la parte oscura, pero yo cada vez que me hablaba se lo negaba... Luego de esto miré los alrededores, todo estaba destruido. - Bueno... La única biblioteca que quedaba en pie, parece que la hemos destruido... - Dije con un tono ligeramente de broma, miré a Alex. - Ahora, ¿qué hacemos? - Le pregunté a Alex.

-No sé, yo por ahora he tenido suficiente.-Le digo.
Necesitamos un lugar seguro para hacer lo que sea. No podemos quedarnos aquí.
-oye, ¿No crees que hace falta un lugar seguro?

Asentí a su propuesta, entonces le di paso a la puerta. - Entonces, ¿a qué esperamos?Yo te sigo. - Le dije con una pequeña sonrisa.

Salimos a las calles de la ciudad, ya como precaución subimos a la azotea y nos empezamos a mover,
-si ves algun sitio donde instalarnos avisa,-le digo.

Vimos un lugar en el que poder refugiarnos y se lo indiqué a Cole, era una casa abandonada, nos acercamos y comprobamos si había alguien, pero parecía que no había nadie, ni enemigos.

Valeria me indicó una casa abandonada, así que nos metimos dentro.

de repente senti como la oscuridad iba desapareciendo... Pero no era eso... Parecía que se iba a tomar un descanso, pero no sabía cuando iba a volver a despertar, y seguramente sería más fuerte, así que debía prepararme para el nuevo estallido de mi poder oscuro...

Parecía que la oscuridad abandonaba su cuerpo
—¿Ves? te dije que era posible—Le dije con una sonrisa.

correspondí su sonrisa, quería que tuviera razón, pero aún sentía algo malvado en mi interior, aun así, era lo mejor que me había ocurrido durante todo aquel tiempo, y como dice el lema... Al mal tiempo buena cara.

Me correspondió con una sonrisa, yo me acerqué a ella, y sin pensármelo un momento hice lo que ella seguramente menos se esperaría. La besé.

Vi que Cole se acercaba a mi, entonces me beso, yo me quedé sorprendida, rápidamente me aparté. - ¿P-por qué has hecho eso? - Le pregunté sonrojada, era la primera vez que un chico me besaba, y no me lo esperaba de Cole.

—No... no lo sé—fue lo único que logré decir
creia que me iba a dar un puño.